miércoles, 6 de julio de 2016

PALABRAS

LAS PALABRAS

          Las palabras no son inocentes y tienen un enorme poder, muchas veces, se abusa de ellas para conseguir objetivos poco éticos.

          Si tomamos cualquier palabra y la repetimos hasta el hartazgo. Seguramente vamos a descubrir que en un momento determinado que ese significante se separa del significado y comienza a tomar un camino con consistencia propia o vacío o la nada misma, es como si el significado no coincidiera la palabra.

Según Hannah Arendt “La política sólo es posible donde palabra y acto no se han separado, donde las palabras no están vacías y los hechos no son brutales, donde las palabras no se emplean para velar intenciones sino para descubrir realidades, y los actos no se usan para violar y destruir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades”.
La palabra es una estructura que tiene un significante y un significado. Es decir, sonido y concepto que son, deben ser, indisolubles.

Conociendo mucho de estas cuestiones, los partidos políticos buscan aquellas palabras que reflejen sus valores y se adueñan de ellas para convertir la lucha política en una lucha de lenguajes. De este modo la persuasión toma el camino fácil del engaño. Hay otras formas de conquistar mentes y corazones. Si los hechos contradicen a las palabras, estas terminan por ser rechazadas, o en el mejor de los casos olvidadas.

Cuidemos las palabras “alegría” y “felicidad”, y las frases como "Queremos lo mejor para la gente", tan vapuleadas últimamente, así como su verdadero significado. No debemos vaciar de contenido las palabras, ni permitir que lo hagan. Si lo hacemos, dejarán de ser palabras para convertirse en ruido.


   Ernesto Moya
Counselor - Psicólogo social

SOBRE CÓMO QUERER A LAS PERSONAS

Por Julio Cortázar "Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin inten...